jueves, 17 de octubre de 2013

LA PERVERSIÓN DE LA SOSTENIBILIDAD. CONCIENCIA Y LEY. Jesús Arroyo. Ética y Sostenibilidad. José María Echarte.


La perversión de la sostenibilidad. Conciencia y Ley.
 

La sostenibilidad, la ecología, en definitiva “lo verde” hace tiempo que se encuentra presente en nuestras vidas como ya hemos tenido ocasión de comenta, a consecuencia o mas bien como reacción a la toma de conciencia surgida entorno al medio ambiente y a raíz de las apocalípticas crisis energéticas del pasado siglo prueba de una fuerte dependencia de recursos tan finitos como malignos para nuestro ecosistema a medio-largo plazo. 

Pero como hemos comentado en bastantes ocasiones esa vocación “verde” hace mucho tiempo que fue perversamente engullida por el sistema voraz de libre mercado hasta ser puesta a la venta lista para consumir masivamente de un modo tolerable para los intereses del propio sistema, ahora en jaque por su unísono acorde económico, a través de una aterciopelado envoltorio color verde que en ocasiones incluye hasta un lacito legal que oficializa e incluso promueve la citada perversión para tranquilidad de las conciencias de “las masas”. 

Las leyes del país y los gestores, cuya responsabilidad es ponerlas en práctica, cargadas de buenas intenciones las primeras y de buenas expectativas los segundos, pronto se alejan en su desarrollo y cumplimiento de tales objetivos y con ellas a los ciudadanos convirtiendo en un sainete infame la incuestionable y quien sabe si quizá última oportunidad de reacción que tenemos ante nosotros. 

Afortunadamente en la base de toda esta tendencia verde sí que podemos encontrar sólidos cimientos sobre los que lamentablemente se ha avanzado mal llegando a su vergonzante prostitución. Esto quiere decir en definitiva que esos principios, los de la sostenibilidad, deben ser re-extraídos de la base y superando el primer y precipitado entusiasmo, deben ser analizados en su integridad y puestos en práctica de un modo completa sincera y realmente eficiente en lo que a todo el proceso se refiere, desde la concepción pasando por la ejecución y hasta el uso y mantenimiento de la arquitectura. 

La inclusión generalizada de alusiones, reglamentos y códigos… que con mayor o menor fortuna han contribuido a la implantación de esta conciencia verde general falsamente satisfecha en todas las capas de la sociedad, política, economía y cultura, puede no obstante aprovecharse porque en sí es un paso acertado en la necesaria concienciación general que a veces acepta actuaciones equivocadas por desconocimiento y/o inducción por dejación de la responsabilidad de “conocer y dar a conocer” de la oficialidad que a menudo escoge el atajo pensando en el corto plazo y sus rentabilidad política. 

Esa conciencia general ya existe y está en marcha, solo hay que reconducirla. El camino para ello es la difusión e interiorización colectiva de la información real sobre el ecosistema, sus mecanismos y ciclos y cómo se inserta el hombre y sus actividades en ese ciclo así como las relaciones que implica, de modo que el giro se debería producir por sí mismo. Atendiendo al punto de principal preocupación del sistema, a menudo el coste del actual “envoltorio verde” (que se está dispuesto y concienciado a asumir) es tan caro o mas que los planteamientos que serían adecuados para garantizar la sostenibilidad de cada proceso, lo cual facilitará la asunción de los principios y medidas realmente necesarios tras esa toma de conciencia definitiva. 

Así mismo no debe bajarse la guardia nunca, pues el riesgo de perversión existirá siempre que a la vez exista un hombre dispuesto a anteponer un negocio a estos principios por muy insertados que llegasen a estar, algo que lamentablemente aunque se minimice con la concienciación general siempre existirá como nos demuestra la historia, ya que pertenece a la naturaleza humana. 

Es lo que conocemos como especulación, ilustrada solo como un pequeño ejemplo en el tristemente famoso Algarrobico, con el que sin entrar en valoraciones obvias sobre su ilegalidad y agresión con el medio, deberíamos reflexionar y aprender para establecer mecanismos que eliminen la posibilidad de que se encuentren resquicios legales en los que a través de interpretaciones dirigidas y tendenciosas sea posible aprovechar grietas en el sistema para dotar de total o parcial legalidad a este tipo de actuaciones. Bastaría con redactar leyes más claras y desarrollos más específicos de las mismas, con endurecimiento de los condicionantes y celeridad y contundencia en las actuaciones previstas para evitar su trasgresión, es decir, bastará con voluntad real de realizar el cambio necesario y esta voluntad como ya hemos comentado con anterioridad, llegará inevitablemente de un ascendente clamor masivo impulsado por la concienciación general para ser acorazado por la ley.

No hay comentarios:

Publicar un comentario