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Arquitectura
verde
"El desarrollo es sustentable
cuando satisface las necesidades de la presente generación sin comprometer la
capacidad de las futuras generaciones para que satisfagan sus propias
necesidades".- Gro Bruntland.-
Las ciudades en las que vivimos
comenzaron su construcción y expansión hace ya siglos y ya entonces, en ellas
se podía observar que la forma adoptada por las edificaciones, la orientación
de las mismas, e incluso los materiales utilizados junto a la disposición de
sus aperturas buscaba recoger la energía para así favorecer a un individuo que
no contaba con una tecnología tan avanzada como la actual. Durante el último
siglo, los caprichos de la arquitectura fueron cubriendo aspectos más
funcionales, tornándola cada vez más en un elemento de gran impacto ambiental
por su absorción de energía y producción de residuos. Pero, en la segunda mitad
del último siglo, la sociedad comienza a tomar conciencia del impacto
medioambiental que genera su actividad,
e incorpora el desarrollo sostenible. En este caso, los arquitectos
queriendo ir más allá de un simple diseño arquitectónico comienzan a realizar proyectos
que incorporan elementos bioclimáticos, con el fin de obtener una etiqueta de
edificio verde como respuesta a lo demandado.
La posesión de esta etiqueta verde
parecía garantizar que el edificio no era contaminante y así, colaboraba con el
medioambiente consumiendo una menor cantidad de recursos gracias a la
colaboración bioclimática activa y pasiva incorporada en él. Por ello, comenzó
a aparecer una obsesión por adquirir esta etiqueta que parecía conseguir una
gran aceptación en la sociedad, en lugar de una preocupación en proyectar
edificios realmente bioclimáticos. En muchas ocasiones, esta nueva arquitectura
se diseñó mezclando una serie de recetas que se aplicaban sobre el edificio,
como añadiendo los componentes “verdes” que se necesitaban (sostenibilidad
parche), y que por tanto, no siempre
lograban un funcionamiento correcto.
La sostenibilidad debe nacer con la
arquitectura (o el urbanismo), de manera conjunta y paralela para incorporar en
ella las soluciones energéticas que no sólo la hacen eficiente, sino que la
integran con la naturaleza, haciendo de estas soluciones algo más que un parche
de sostenibilidad, ya que las convierte en una parte de la idea de proyecto. Debido a que el emplazamiento varía, no es
posible lograr la correcta eficiencia energética a través de una simple adición
de dispositivos a la arquitectura existente, al igual que no se puede esperar
un mismo comportamiento en edificios diferentes a partir de la adopción de los
mismos criterios mecanizados de diseño. Por ello, la rehabilitación de edificios debe entenderse
como una visión regeneradora que procure la restauración del impacto ambiental,
para integrarlo en el sistema y restaurar el equilibrio.
Como conclusión, la arquitectura que
actualmente llamamos bioclimática busca el máximo confort en el espacio
interior con el mínimo gasto energético aprovechando las características de su
entorno. Debido a esto, los procesos que sigue la arquitectura ya sea en su
construcción o en su rehabilitación, deberán componerse de algo más que de una
lista de “componentes verdes” que busquen una etiqueta que satisfaga a la
sociedad. Pues para poder ver un beneficio significativo necesitaremos un
replanteamiento en los métodos aplicados, de manera que se estudie de forma
concreta cada caso, para así dar una única solución que relacione de forma
particular, proyecto y naturaleza.
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Bibliografía
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