viernes, 25 de octubre de 2013

CIUDAD Y CLIMA_VICTORIA FERNÁNDEZ

CIUDAD Y CLIMA

Victoria Fernández nos habla de la relación entre ciudad y clima, tema desarrollado en el MANUAL DE DISEÑO BIOCLIMÁTICO URBANO fundamental en el diseño sostenible de la ciudad.
Debemos de distinguir dos escalas climáticas: clima a escala local y clima a escala general. Es importante tener en cuenta las bases físicas del lugar pero también las bases fisiológicas (como interactuamos con el entorno, como nos relacionamos). Es importante diseñar en un mismo espacio zonas para verano y zonas para invierno, así como zonas de distintos usos. Podemos utilizar recursos y estrategias correctoras como minimizar los intercambios de energía que no nos interesen como por ejemplo de los edificios, optimizar el uso del suelo, desarrollar microclimas, adaptarse a las condiciones climáticas del lugar, controlar el impacto ambiental, etc. Es importante diseñar en un mismo espacio zonas para verano y zonas para invierno, así como zonas de distintos usos.
Los factores más importantes para controlar el microclima de un espacio son el soleamiento, los materiales, el viento, el agua y la vegetación.
Con respecto a la radiación y al soleamiento debemos de tener en cuenta la captación, protección, orientación y pendiente. Debemos de potenciar la captación de luz natural jugando por ejemplo con el ancho de las calles y la altura de los edificios. Es importante hacer un estudio de sombras arrojadas para ver la protección de la radiación. Se producen distintos microclimas dependiendo de la orientación del espacio a diseñar. En orientación E, SE se producen microclimas urbanos más confortables y muy fácil de proteger en los meses más calurosos mediante sombras. En orientación S se producen menos sombras arrojadas por lo que se deberán utilizar sistemas horizontales de protección. La O es la más desfavorable en meses calurosos por lo que son importantes elementos de protección vertical (edificación).
Con respecto a los materiales debemos de tener en cuenta la radiación y el agua. Para espacios que se usen más en invierno, debemos de emplear materiales que capten y retengan más el calor. Influye en esta característica la textura y el color. Colores más oscuros absorben más calor así como los materiales más rugosos  por tener más superficie.
En zonas más usadas en verano deben de emplearse materiales más permeables, para que absorban más agua. Esta característica ayuda a reducir la temperatura de los paramentos favoreciendo la evaporación de agua en su superficie.
El viento en temperaturas elevadas favorece la evapotranspiración y en temperaturas bajas el enfriamiento. Debemos de hacer un estudio de la incidencia del viento en el lugar teniendo en cuenta los obstáculos existentes en la ciudad que producen variaciones en los flujos del aire que van a afectar al bienestar en los espacios libres. La edificación puede actuar como barrera para el viento o aumentar su velocidad. La orientación de la calle con respecto a la dirección del viento da lugar a varios fenómenos. Si la dirección del viento es perpendicular a la de la calle se produce el efecto torbellino. Si es paralela el viento se introduce a menor velocidad y si es oblicua se combinan los dos efectos anteriores dando lugar al efecto sacacorchos. La topografía y la vegetación también funcionan como barreras ayudándonos a controlar los efectos del viento a nuestro antojo o conveniencia. Es importante tener en cuenta las microbrisas, dando lugar a movimientos de aire por diferencia de temperatura, humedad o presión en un ámbito urbano.
El agua se incorpora de forma natural a los ciclos urbanos en forma de precipitación y puede ser absorbida por el suelo o los materiales del pavimento del suelo (José Fariña recomienda el 50% del suelo permeable). También puede ser expulsada mediante cauces de escorrentías naturales o artificiales. Esto junto con la existencia de la evaporación producida por la vegetación influyen en la cantidad de vapor de agua del ambiente (Hº Relativa) muy importante en el clima urbano y en el confort. Es recomendable la recuperación de los cursos fluviales y de su funcionalidad ecológica, paisajística e hidrológica.

La vegetación afecta a la temperatura del ambiente, ya que durante la fotosíntesis la vegetación libera vapor de agua al ambiente, que al mezclarse con aire más seco se produce el enfriamiento adiabático descendiendo la temperatura. Debemos de ir de mano de la naturaleza y aprovechar los cambios estacionales de la naturaleza. Por ejemplo los árboles de hoja caduca permiten la captación solar durante el invierno y dan sombra en verano. Debemos de emplear vegetación  distintas escalas y en red. Es importante tener en cuenta el requerimiento de agua y utilizar agua del entorno, así como pensar en que el árbol crece hacia arriba y hacia abajo (raíz), por lo que debemos de guardar distancias a paramentos o elementos de mobiliario urbano. La vegetación también nos ayuda como barrera acústica.

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