CIUDAD Y CLIMA
Victoria Fernández nos habla de la relación entre
ciudad y clima, tema desarrollado en el MANUAL DE DISEÑO BIOCLIMÁTICO URBANO fundamental
en el diseño sostenible de la ciudad.
Debemos de distinguir dos escalas
climáticas: clima a escala local y clima a escala general. Es importante tener
en cuenta las bases físicas del lugar pero también las bases fisiológicas (como
interactuamos con el entorno, como nos relacionamos). Es importante diseñar en
un mismo espacio zonas para verano y zonas para invierno, así como zonas de distintos
usos. Podemos utilizar recursos y estrategias correctoras como minimizar los
intercambios de energía que no nos interesen como por ejemplo de los edificios,
optimizar el uso del suelo, desarrollar microclimas, adaptarse a las
condiciones climáticas del lugar, controlar el impacto ambiental, etc. Es
importante diseñar en un mismo espacio zonas para verano y zonas para invierno,
así como zonas de distintos usos.
Los factores más importantes para
controlar el microclima de un espacio son el soleamiento, los materiales, el viento,
el agua y la vegetación.
Con respecto a la radiación y al soleamiento
debemos de tener en cuenta la captación, protección, orientación y pendiente. Debemos
de potenciar la captación de luz natural jugando por ejemplo con el ancho de
las calles y la altura de los edificios. Es importante hacer un estudio de
sombras arrojadas para ver la protección de la radiación. Se producen distintos
microclimas dependiendo de la orientación del espacio a diseñar. En orientación
E, SE se producen microclimas urbanos más confortables y muy fácil de proteger
en los meses más calurosos mediante sombras. En orientación S se producen menos
sombras arrojadas por lo que se deberán utilizar sistemas horizontales de
protección. La O es la más desfavorable en meses calurosos por lo que son
importantes elementos de protección vertical (edificación).
Con respecto a los materiales debemos de tener en cuenta la radiación y el agua. Para
espacios que se usen más en invierno, debemos de emplear materiales que capten
y retengan más el calor. Influye en esta característica la textura y el color.
Colores más oscuros absorben más calor así como los materiales más rugosos por tener más superficie.
En zonas más usadas en verano deben de
emplearse materiales más permeables, para que absorban más agua. Esta característica
ayuda a reducir la temperatura de los paramentos favoreciendo la evaporación de
agua en su superficie.
El viento
en temperaturas elevadas favorece la evapotranspiración y en temperaturas
bajas el enfriamiento. Debemos de hacer un estudio de la incidencia del viento
en el lugar teniendo en cuenta los obstáculos existentes en la ciudad que
producen variaciones en los flujos del aire que van a afectar al bienestar en
los espacios libres. La edificación puede actuar como barrera para el viento o
aumentar su velocidad. La orientación de la calle con respecto a la dirección
del viento da lugar a varios fenómenos. Si la dirección del viento es
perpendicular a la de la calle se produce el efecto torbellino. Si es paralela
el viento se introduce a menor velocidad y si es oblicua se combinan los dos
efectos anteriores dando lugar al efecto sacacorchos. La topografía y la
vegetación también funcionan como barreras ayudándonos a controlar los efectos
del viento a nuestro antojo o conveniencia. Es importante tener en cuenta las
microbrisas, dando lugar a movimientos de aire por diferencia de temperatura,
humedad o presión en un ámbito urbano.
El agua
se incorpora de forma natural a los ciclos urbanos en forma de precipitación y
puede ser absorbida por el suelo o los materiales del pavimento del suelo (José
Fariña recomienda el 50% del suelo permeable). También puede ser expulsada mediante
cauces de escorrentías naturales o artificiales. Esto junto con la existencia
de la evaporación producida por la vegetación influyen en la cantidad de vapor
de agua del ambiente (Hº Relativa) muy importante en el clima urbano y en el
confort. Es recomendable la recuperación de los cursos fluviales y de su
funcionalidad ecológica, paisajística e hidrológica.
La vegetación
afecta a la temperatura del ambiente, ya que durante la fotosíntesis la
vegetación libera vapor de agua al ambiente, que al mezclarse con aire más seco
se produce el enfriamiento adiabático descendiendo la temperatura. Debemos de
ir de mano de la naturaleza y aprovechar los cambios estacionales de la
naturaleza. Por ejemplo los árboles de hoja caduca permiten la captación solar
durante el invierno y dan sombra en verano. Debemos de emplear vegetación distintas escalas y en red. Es importante tener
en cuenta el requerimiento de agua y utilizar agua del entorno, así como pensar
en que el árbol crece hacia arriba y hacia abajo (raíz), por lo que debemos de
guardar distancias a paramentos o elementos de mobiliario urbano. La vegetación
también nos ayuda como barrera acústica.
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