lunes, 28 de octubre de 2013

ENCUENTRO ASA 03_19 de Octubre de 2013_VICTORIA FERNÁNDEZ ÁÑEZ

Estrategias bioclimáticas de acción urbana_directrices de diseño bioclimático: ESPACIO PÚBLICO BIOCLIMÁTICO (con consideraciones ambientales).

El diseño urbano: está orientado a interpretar la forma y el espacio público con criterios físico-estéticos-funcionales, buscando satisfacer las necesidades de las comunidades. La teoría del diseño urbano trata primariamente el diseño y la gestión del espacio público, y la forma en que los lugares públicos se experimentan y usan.

A la hora de realizar el diseño del espacio público urbano, debemos conocer, que tradicionalmente disponemos de diferentes escalas climáticas: el macroclima (clima a escala regional); el mesoclima (clima general urbano); y el microclima (clima que se refiere a una zona específica de la ciudad, como pueden ser los espacios públicos).
Necesitamos estudiar el clima que nos afecta en un determinado espacio que vamos a diseñar, y conociéndolo, tratar de ir con la naturaleza y utilizarla a nuestro favor.

Normalmente el ser humano interactúa con el entorno y viceversa en la forma en que intercambiamos energía. Debido a esto, experimentamos estados de confort o de incomodidad en un espacio determinado, siempre mediante elementos físicos (topografía, clima, circulación del aire…) y elementos fisiológicos (mecanismos de intercambio de calor del ser humano y su entorno). La interacción térmica entre el hombre y su entorno tiene como función la de disipar el calor metabólico sobrante generado por el organismo en su tarea de mantener la temperatura interna constante, pudiendo realizarse mediante radiación, convección y evaporación.

En la actualidad, la inventiva humana, nos ha permitido vivir en condiciones confortables tanto en los Polos como en el desierto, pero esto lo consigue con un altísimo costo económico, que aunque los ricos se lo puedan permitir, el planeta NO. El viento, el sol, el agua y la vegetación deberían volver a adquirir el protagonismo que tuvieron antes que la técnica basada en el consumo energético se impusiera en nuestra sociedad.

En este sentido, podemos describir una serie de recomendaciones para construir el espacio público en el que se logre mejorar el confort humano en los espacios entre edificios y a la vez, mejorar el comportamiento de éstos. Pero para conseguir esto, los elementos que debemos conocer y usarlos a nuestro favor son:
1. La radiación solar, nos ayuda a mejorar nuestro confort en invierno. En verano debemos crear sombras de cierto tamaño para reducir el estrés térmico, que además nos permitan realizar una determinada actividad. De esta forma, debemos trabajar con las densidades, las orientaciones y pendientes, además de la altura y anchura de las calles.
2. Los materiales, deben ser aquellos que no sean nocivos para la salud humana o el entorno natural y permitir la disipación de calor en el momento en el que ya no lo necesitamos, y para esto puede influir la rugosidad y el color del material. Además, deben prevenir de zonas cercanas al lugar de su utilización y adecuarse al entorno.
3. El viento, nos ayuda a bajar la temperatura hasta cierto punto, por lo que debemos promover la ventilación durante los meses de sobrecalentamiento, aunque debemos calcular la protección. Además, podemos producir microbrisas en el momento que nos venga bien con la incorporación de diferentes especies vegetales que produzcan diferentes temperaturas.
4. El agua, siempre la tenemos presente en forma de precipitación. Podemos aportar humedad (en forma de láminas de agua), que junto con la vegetación, produce bajada de las temperaturas. La mejor recomendación para los espacios públicos de las ciudades es utilizar suelos permeables que puedan realizar funciones de regulación de la humedad, además de contribuir a disminuir la escorrentía.
5. La vegetación, las plantas son seres vivos, que como tal, cambian en el tiempo, y disponen de una serie de necesidades. Regulan la humedad y la temperatura y producen sombras, por lo tanto, mejoran las condiciones climáticas. Funcionan en red (sin saltos, siempre conectados) y es necesaria la variedad de escalas. Además, impide el paso de la radiación solar directa y actúa como barrera acústica.

Deberemos de plantear un espacio público en el que nos encontremos a gusto tanto en verano como en invierno, dando siempre posibilidades para ambas estaciones, aunque unas se puedan usar más que otras.
La ciudad es diversa en todos los sentidos (gustos, formas, usos...), es de todos y para todos. Cada espacio público siempre cumple con unas determinadas funciones, en los que la clave se encuentre en la DIVERSIDAD de usos y su CONEXIÓN.

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Bibliografía

Manual de Diseño Bioclimático Urbano.

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