viernes, 8 de noviembre de 2013

Propuestas sostenibles, Carlos Arroyo (Jesus Fernandez)

Mediante la exposición de la obra construida por Carlos Arroyo el mismo arquitecto nos muestra una serie de construcciones reales que mediante una arquitectura sincera y sin artificios nos intenta explicar cómo es posible hacer arquitectura sostenible, pero que analizada una por una y con detenimiento surgen contradicciones y dudas sobre las verdaderas pretensiones del proyectista, no quedando claro si las soluciones tomadas son basadas en criterios de sostenibilidad o usa la sostenibilidad como aderezo a sus proyectos.
  El primer ejerció consiste en actuar en una parcela con un edifico existente en la que la administración encarga la ejecución de un nuevo edificio público para uso de ayuntamiento, Carlos Arroyo propone a aprovechar lo preexistente con el fin de aprovechar la energía gris que se encuentra presente en la actuación y canalizar dicha energía en un nuevo edifico que respetando lo existente lo transforme con tal fuerza que lo hará irreconocible. El ejercicio aumente en interés y expectativas cuando habla de “energía gris” contenía y en los “sobre-ciclos” exponiendo el concepto de sobreciclar los procesos constructivos, junto con la idea de crear una especia de “cebolla térmica” con el fin de climatizar progresivamente los espacios en función de su uso. Pero una vez terminada la explicación de la propuesta me surgen infinidad de dudas sobre la sostenibilidad de la misma. Carlos arroyo habla de una arquitectura puramente formal y funcional, a mi modo de ver resuelve el ejercicio sin ninguna solución sostenible, mas allá de la de aprovechar la estructura que se encuentra, justificándolo mediante unas burbujas de yeso económicas, un sistema de distribución de espacios transparentemente democráticos y un lenguaje de circulaciones sin discriminación de movilidad, la propuesta se queda aquí, sin desarrollar para nada los conceptos de energía gris, sobreciclos o cebolla térmica con los que brillantemente despierta interés inicial en el comienzo de la conferencia, pero que diluyen cuando resuelve la actuación de una manera puramente convencional fuera de los atractivos volúmenes ovales.
  El segundo ejercicio consiste en la construcción de una academia de artes escénicas en Bélgica mediante la práctica de criterios de Passive House junto con la utilización de la madera. Mediante esos parámetros que nos introduce en esta nueva propuesta, nos muestra una nueva actuación sostenible, pero una vez más se me antoja que las bondades sostenibles se quedan lejos de las pretensiones iniciales, el edifico es nuevamente un ejercicio formal, puesto que para la puesta en funcionamiento los criterios de Passive House mejor hubiera sido la utilización de la madera en toda su morfología evitando el hormigón, me surgen enormes contradicciones en el pretexto que usa Carlos Arroyo para justificar su proyecto de manera sostenible ya que la captación de Co2 mediante el huso de la madera queda representada en el edifico en forma de vigas testimoniales frente a la imponente presencia de una enorme envolvente de hormigón. Además no explica nada de fórmulas proyectuales tomadas en cuenta con criterio de Passive House que refuercen su argumentación inicial.
  El tercer ejercicio de la vivienda de la casa de San Mateo, Carlos Arroyo lo presenta como un edificio o una fachada en este caso que se adecua a las condiciones climáticas, esta vez sí que las expectativas se cumplen, ya que presenta un edificio en el que la forma y la función del mismo se adecuan a las condiciones bioclimáticas del entorno. En este caso sí que los argumentos basados en un arquitectura sostenible se ven reflejados en la realidad sin que de la sensación estos carecen de sentido, en este caso la fórmula de función, forma y sostenibilidad parecen funcionar a la perfección.
  Analizadas las propuestas arquitectónicas me surge la duda de si son ejercicios puramente formales, que siendo buenas prácticas arquitectónicas, incluso en algún momento brillante, se quedan en el ejercicio tradicional de la forma y la función  o la función y la formas. Creo que son propuestas tradicionalmente formales sin otorgarle nada de innovación sostenible, ni criterios de bioclimatismo.
  Cierto es que una vez estudiada la trayectoria profesional de Carlos Arroyo las obras elegidas para la ponencia no me parecen acertadas, al menos no tan interesantes como otras como el Ecobarrio de Toledo o La copropiedad CLV en Granada, actuaciones mucho más interesantes y con un caldo sostenible mucho más profundo e interesante, presentando propuestas con sistemas mixtos de interrelación de los espacios urbanos, propuestas realmente sostenibles en innovadoras, que espero poder tener la oportunidad de conocer en un futuro de la mano de este buen arquitecto que me provoca tanta controversia.

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