Mediante la exposición
de la obra construida por Carlos Arroyo el mismo arquitecto nos muestra una
serie de construcciones reales que mediante una arquitectura sincera y sin
artificios nos intenta explicar cómo es posible hacer arquitectura sostenible,
pero que analizada una por una y con detenimiento surgen contradicciones y
dudas sobre las verdaderas pretensiones del proyectista, no quedando claro si
las soluciones tomadas son basadas en criterios de sostenibilidad o usa la
sostenibilidad como aderezo a sus proyectos.
El primer ejerció consiste en actuar en una
parcela con un edifico existente en la que la administración encarga la
ejecución de un nuevo edificio público para uso de ayuntamiento, Carlos Arroyo
propone a aprovechar lo preexistente con el fin de aprovechar la energía gris
que se encuentra presente en la actuación y canalizar dicha energía en un nuevo
edifico que respetando lo existente lo transforme con tal fuerza que lo hará irreconocible.
El ejercicio aumente en interés y expectativas cuando habla de “energía gris” contenía y en los “sobre-ciclos” exponiendo el concepto de
sobreciclar los procesos constructivos, junto con la idea de crear una especia
de “cebolla térmica” con el fin de climatizar progresivamente los espacios en
función de su uso. Pero una vez terminada la explicación de la propuesta me
surgen infinidad de dudas sobre la sostenibilidad de la misma. Carlos arroyo
habla de una arquitectura puramente formal y funcional, a mi modo de ver
resuelve el ejercicio sin ninguna solución sostenible, mas allá de la de
aprovechar la estructura que se encuentra, justificándolo mediante unas
burbujas de yeso económicas, un sistema de distribución de espacios
transparentemente democráticos y un lenguaje de circulaciones sin
discriminación de movilidad, la propuesta se queda aquí, sin desarrollar para
nada los conceptos de energía gris, sobreciclos o cebolla térmica con los que brillantemente
despierta interés inicial en el comienzo de la conferencia, pero que diluyen cuando
resuelve la actuación de una manera puramente convencional fuera de los
atractivos volúmenes ovales.
El segundo ejercicio consiste en la
construcción de una academia de artes escénicas en Bélgica mediante la práctica
de criterios de Passive House junto con la utilización de la madera. Mediante
esos parámetros que nos introduce en esta nueva propuesta, nos muestra una
nueva actuación sostenible, pero una vez más se me antoja que las bondades
sostenibles se quedan lejos de las pretensiones iniciales, el edifico es
nuevamente un ejercicio formal, puesto que para la puesta en funcionamiento los
criterios de Passive House mejor hubiera sido la utilización de la madera en
toda su morfología evitando el hormigón, me surgen enormes contradicciones en
el pretexto que usa Carlos Arroyo para justificar su proyecto de manera
sostenible ya que la captación de Co2 mediante el huso de la madera queda
representada en el edifico en forma de vigas testimoniales frente a la imponente
presencia de una enorme envolvente de hormigón. Además no explica nada de
fórmulas proyectuales tomadas en cuenta con criterio de Passive House que
refuercen su argumentación inicial.
El tercer ejercicio de la vivienda de la casa
de San Mateo, Carlos Arroyo lo presenta como un edificio o una fachada en este
caso que se adecua a las condiciones climáticas, esta vez sí que las
expectativas se cumplen, ya que presenta un edificio en el que la forma y la
función del mismo se adecuan a las condiciones bioclimáticas del entorno. En
este caso sí que los argumentos basados en un arquitectura sostenible se ven
reflejados en la realidad sin que de la sensación estos carecen de sentido, en
este caso la fórmula de función, forma y sostenibilidad parecen funcionar a la
perfección.
Analizadas las propuestas arquitectónicas me
surge la duda de si son ejercicios puramente formales, que siendo buenas prácticas
arquitectónicas, incluso en algún momento brillante, se quedan en el ejercicio
tradicional de la forma y la función o
la función y la formas. Creo que son propuestas tradicionalmente formales sin otorgarle
nada de innovación sostenible, ni criterios de bioclimatismo.
Cierto es que una vez estudiada la
trayectoria profesional de Carlos Arroyo las obras elegidas para la ponencia no
me parecen acertadas, al menos no tan interesantes como otras como el Ecobarrio
de Toledo o La copropiedad CLV en Granada, actuaciones mucho más interesantes y
con un caldo sostenible mucho más profundo e interesante, presentando propuestas
con sistemas mixtos de interrelación de los espacios urbanos, propuestas realmente
sostenibles en innovadoras, que espero poder tener la oportunidad de conocer en
un futuro de la mano de este buen arquitecto que me provoca tanta controversia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario