lunes, 16 de diciembre de 2013

ENCUENTRO ASA 06_16 de Noviembre de 2013_IZASKUN CHINCHILLA

Nuevas reflexiones sobre la forma de diseñar: el MÉTODO en CASCADA y la PEQUEÑA ESCALA

Actualmente en nuestra sociedad existe un cambio de paradigma en el diseño debido a la crisis medioambiental que estamos viviendo, la cual está provocando que diferentes colectivos tengan que comprometerse con la sociedad, de forma que, en la rama de la construcción, a los arquitectos se les exige un cambio en las formas de proyectar los edificios, debido a que la sostenibilidad se encuentra con ciertas resistencias a la hora de estar implicada en el proyecto.

De esta forma, existen dos metodologías de diseño que se aplican aún actualmente en las escuelas y que debieran de cambiarse, que son el método en cascada y la pequeña escala.
En referencia al primer método, el planteamiento del proyecto está organizado en cuatro etapas: recoger datos, analizar datos, formular una solución e implementarla. Por lo que, las desventajas de estos procedimientos son que no son reversibles, no se pueden producir saltos y que se le dedica el mismo tiempo al análisis que a la propuesta.

Por lo tanto, este tipo de enseñanzas han sido muy criticadas por sus resultados y no por sus propuestas, y entre sus críticos se encuentra Wendell Berry, el cuál expresa que el pensamiento en cascada genera unos efectos colaterales más indeseables que las propias soluciones que producen, y además, no funciona para problemas medioambientales o urbanos. Por lo que, podríamos decir que se ha aprendido a proyectar de una forma en la que solamente nos fijamos en un único objetivo y dejamos el resto sin tratar.

En este sentido, Berry nos dice que cada proyecto debería tener objetivos múltiples, plantear usos y materiales distintos, y apoyarse en redes naturales y en la reversibilidad. Este es el caso de la Rehabilitación del Castillo Garcimuñoz de Cuenca (mediateca), el cual se fija en diferentes objetivos incluida la sostenibilidad. Se plantea una atemperación bioclimática de la plataforma principal del edificio que separa dos ámbitos históricos diferentes, de forma que sólo se usará cuando el clima sea benigno (que gracias al diseño bioclimático, es prácticamente todo el año). Incluye expositores que además son chimeneas solares que expulsan el aire en verano y lo calientan en invierno generando una amplitud térmica de 7ºC entre el exterior y el interior. Además, se trata el tema de la accesibilidad, optando por diferentes soluciones que desvinculan el proyecto de la idea de edificio compacto y lo adaptan a la idea de urbanización interior de unas ruinas, colocando elementos ligeros en un doble circuito que responde por un lado a la autonomía (rampa tendida) y por otro a la eficacia (rampa italiana). Y por supuesto, es totalmente reversible (a la vez que desmontable y reciclable), por lo que se plantean siempre piezas pequeñas ligeras con uniones sencillas y atornilladas.

En referencia a la segunda metodología del diseño, la de la pequeña escala, en las escuelas se enseña que los elementos que menos presencia tienen en el espacio son los más importantes, así, la estructura es lo primero, luego las comunicaciones, y después los cerramientos, los acabados y los detalles. Pero el ciudadano piensa de forma contraria, y lo que ve de forma oblicua (detalle) es lo más importante. De esta forma, volvemos a un nuevo problema de enseñanza, ya que la forma de proyectar no responde a las necesidades de los usuarios y además esto se agrava más si cabe en la sostenibilidad, ya que si el usuario entiende, comprende y apoya el funcionamiento bioclimático de un edificio, la eficacia será máxima, pero si no lo hace, no servirá de nada.

Así, frente a la idea de un edificio con un soporte construido pesado y rígido y donde el usuario no tiene capacidad de interacción, se plantea una arquitectura que se fragmenta, que tiene equivalencia de peso y porte con el usuario y donde éste último tiene una gran capacidad de acción y transformación del espacio. Como ejemplos de estas ideas tenemos el proyecto para el huerto urbano en Murcia (hogar sin casa), diseñado para evitar las construcciones ilegales en lugares protegidos, y donde se plantean diferentes pabellones comunales para realizar diferentes actividades de la vida cotidiana, además de refugios desmontables que por el día se convierten en estructuras que producen sombra. Y por otro lado, el Pabellón para Medellín digital, el cuál es un proyecto de investigación que está basado en una serie de módulos en los que cada uno está destinado a un uso concreto. Estas piezas están realizadas con madera reciclable, y se podrán usar juntas o separadas en diferentes puntos de la ciudad en función a la necesidad de uso que exista.

En definitiva, actualmente debemos de generar nuevas formas de diseño que no se fijen en un único objetivo y traten varios aspectos a la vez, y donde se tenga mucho más en cuenta al usuario para que la eficacia del diseño y de lo que se quiera conseguir sea máxima.
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Bibliografía
Wendell Berry y su ensayo sobre el pensamiento en cascada y el objetivo múltiple

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